La Conversión de San Mateo es precisamente un típico cuadro naturalista, pues representa un pasaje bíblico, pero ambientado en el mundo de Caravaggio.
Se narra la conversión de apóstol Mateo, recaudador de impuestos, que se halla sentado a la mesa de una taberna recontando el dinero con otras cuatro personas. Por la derecha entran dos hombres con atuendos bíblicos, siendo uno de ellos el propio Cristo que señala a Mateo para que le siga, momento culminante en que éste reacciona sorprendido atendiendo a la llamada.
Lo curioso es que los modelos tomados por Caravaggio son las gentes de la calle pintadas con extremo realismo. De hecho el propio Mateo aparece como un recaudador de impuestos del S. XVII, sin olvidar que la escena la sitúa en una taberna de las que él frecuentaba, en la que no tiene reparos en incluir al propio Cristo.
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