Su nombre verdadero era Francisco Jiménez de Cisneros. Fue Cardenal, Arzobispo de Toledo y Primado de España, perteneciente a la Orden Franciscana, tercer Inquisidor General de Castilla y regente a la muerte de Fernando el Católico. Cuando murió Felipe el Hermoso, presidió también el Consejo de Regencia.
Nació en Torrelaguna en 1436, y era hijo de hidalgos pobres. En su adolescencia se fue a Alcalá de Henares a estudiar gramática, los continuó en el un colegio de Salamanca; de allí se fue a Roma, en donde fue ordenado sacerdote.
Cuando murió su padre regresó a España y consiguió el arciprestazgo de Uceda, enfrentándose al arzobispo de Toledo. En 1478 se convirtió en capellán mayor de la catedral de Sigüenza.
Sufrió una crisis espiritual que le llevó a entrar en la orden de los franciscanos; y en ese momento sustituyó su nombre por el de Francisco, en honor a San Francisco de Asís. Se encerró en el convento de la Salceda y durante siete años mantuvo una vida monacal.
Isabel la Católica lo convenció de que aceptara ser su confesor. Fue nombrado provincial de la orden franciscana e hizo una profunda reforma.
Cuando el Cardenal Mendoza murió, fue nombrado arzobispo de Toledo, ues ostentaba el mayor poder tras la Corona, al ser Primado de España.
Cuando el Cardenal Mendoza murió, fue nombrado arzobispo de Toledo, ues ostentaba el mayor poder tras la Corona, al ser Primado de España.
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